Al parecer los problemas digestivos tienen una relación con la infección por coronavirus en el POST-COVID.
El síndrome de COVID largo, también conocido como post-COVID, es más que fatiga y dificultad para respirar. Se han notificado síntomas como dolores de cabeza, niebla cerebral y zumbido en los oídos, y recientemente, los médicos están viendo a más pacientes con problemas gastrointestinales.
El revestimiento del intestino tiene una gran cantidad de los receptores que el virus SARS-COV2 utiliza para invadir las células. La inflamación general causada por la infección también puede alterar las bacterias normales que viven en el intestino y estimular algunos de los nervios del sistema gastrointestinal.
Pacientes en rehabilitación por covid, están informando de una variedad de problemas digestivos, desde náuseas leves y disminución del apetito hasta estreñimiento grave e intolerancia alimentaria, reacciones físicas a ciertos alimentos, dice el Dr. Vanichkachorn, médico de la División de Salud Pública y Enfermedades Infecciosas MayoC.
Lo que hemos visto de primera mano también se ha documentado en la literatura médica», añade. De los 147 pacientes sin problemas gastrointestinales previos, el 16% informó tener nuevos síntomas digestivos aproximadamente 100 días POST-COVID, según un estudio publicado en marzo. Los síntomas más comunes incluyeron:
- Dolor abdominal: 7,5 %
- Estreñimiento: 6,8 %
- Diarrea: 4,1 %
- Vómitos: 4,1 %
Del mismo modo, en un estudio publicado en abril, los investigadores descubrieron que los pacientes con POST-COVID estaban experimentando condiciones conocidas como trastornos de la interacción cerebral intestinal.
Para esto se recomienda que las personas que presentan síntomas gastrointestinales se mantengan hidratados y lleven una dieta mediterránea con una reducción de los alimentos procesados.
Pero ¿En qué consiste la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea hace hincapié en alimentos de origen vegetal, como frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos. Reemplaza la mantequilla con grasas saludables, como aceite de oliva y de canola, y usa hierbas y especias en lugar de sal para dar sabor a la comida. La carne roja se limita a no más de unas pocas veces al mes, mientras que el pescado debe estar en el menú dos veces por semana.
El aceite de oliva es la principal fuente de grasa agregada en la dieta mediterránea. El aceite de oliva aporta grasas monoinsaturadas que reducen el colesterol total y los niveles de lipoproteínas de baja densidad (o colesterol «malo»). Los frutos secos y las semillas también contienen grasa monoinsaturada.
Los pescados grasos, como la caballa, el arenque, las sardinas, el atún blanco y el salmón, son ricos en ácidos grasos omega-3. Estas grasas poliinsaturadas ayudan a combatir la inflamación en el cuerpo.
Los ácidos grasos omega-3 también ayudan a disminuir los triglicéridos, reducen la coagulación de la sangre y el riesgo de accidentes cerebro vasculares e insuficiencias cardíacas.
En segundo lugar, evite usar muchos productos de venta libre para tratar sus síntomas, puesto que puede empeorar los síntomas o agravar la situación. Automedicarse no es la solución.